sábado, 14 de agosto de 2010

Rayuela: Capítulo 15

Nuestro estimado Cortázar sigue impresionándonos con su magistral estilo literario. Ahora, en el capítulo 15, retoma un poco lo que ya había tratado en la sección anterior, a manera de ese hilo delgado y, sobre todo, cambiante, cuya finalidad única es ordenar (hasta cierto punto) el mosaico increíble de posibilidades de realidad dentro de nuestra (porqué desde el momento en que el lector comulga con la obra la hace suya) novela. Oliveira nos trabaja un poco la cuestión de la tortura y el deleite con la misma. Vale la pena detener un poco la lectura aquí para reflexionar sobre el accionar humano, siempre cuidando de no caer en un moralismo excesivo; tanto el ahorcamiento aquí referido como las fotografías de Wong representan ese sadismo implícito en nuestro andar diario, ese disfrute que se encuentra en el sufrimiento ajeno, "el deleite de dilettantes". En definitiva hay ligas que involucran parte de esa naturaleza (oscura, según el concepto de naturaleza durante la época Romántica) cuya espontaneidad y cotidianeidad se revelan en la universalidad de Rayuela. Regresando al carácter denotativo del texto, Oliveira conversa (mas bien, intenta conversar) con Babs hablándole sobre lo canallesco implicado en el accionar antes mencionado, pero Babs, perdida en alcohol pide, a manera de ruego, evitar la plática. Es aquí donde Cortázar nos expone una situación en la cual seguro muchos de nosotros nos hemos visto involucrados: cuando uno, con todo el conocimiento necesario, más todo el bagaje literario vital, busca discutir algún tema de importancia (me limitaré al uso de este concepto sin ahondar en todas las implicaciones literarias, artísticas, filosóficas y lingüísticas del término), las demás personas hacen oídos sordos a esto, pues se limitan a la realidad circundante, sin recaer en lo externo al círculo inmediato. Si nos sumimos un poco (y digo sólo un poco) en filosofía de Wittgenstein, no podremos sino afirmar algo básico del Tractatus, como que el mundo está constituído por la totalidad de los hechos; ahora bien, los hechos son estados de las cosas, relaciones descritas a partir de objetos. Cuando nos limitamos al círculo más cercano, considerando realidad los estados o hechos que sólo conciernen a este círculo, no estamos considerando la totalidad de los hechos o de todas los posibles estados de las cosas, entonces luego, no estamos inmiscuyéndonos en el mundo. Cortázar denuncia de una manera (para algunos muy burda) esta triste pero verdadera realidad: la mayoría no le interesa el mundo, desprecia un poco a la humanidad y, como diría Lipovetsky, se aisla de la sociedad y se vuelve ese narciso moderno al cual ha sido llevado el sujeto posmoderno y que es el gran mal de la sociedad actual.
Take it easy: soberbia forma de pasar, sumido en alcohol y humo, a un transitar un tanto despreocupado, esas pinceladas románticas y barrocas del Club. Y después casi como por arte de magia, Oliveira da una pincelada del arte, un tanto como adivino del futuro, para pasar a referirse de lo artístico y filosófico al conversar (irrelevante) entre la Maga y Gregovorius. Cortázar habla ya desde ese entonces lo que un movimiento artístico reciente ha intentado promulgar: el Irrelevantiso. Me permito hacer una pausa aquí con el ejemplo de las tijeras para uñas: quizá resulta carente de sentido este cuerpo, un tanto más el hecho (i)lógico de que sea un objeto cotidiano desde 1675, y sin embargo, no por eso es despreciable; todo lo contrario, expresa y evidencia una relación (i)lógica entre la Maga y las tijeras para uñas, pero desde que la relación se vuelve posible (gracias al efecto de las transgreciones literarias de Cortázar), es parte de ese conjunto de hechos wittgenstianos que conforman al mundo; entonces, el irrelevante yace en el mundo, está paradójicamente dentro y fuera del mundo, si analizamos la propuesta wittgenstiana, pues desde el momento en el cual se aterriza al pragmatismo lingüístico a la Maga, Gregovorius y las tijeras para uñas, se vuelve algo descriptible y real, aunque sea total y absolutamente carente de sentido la relación entre los objetos (sí, la Maga y Gregovorius son objetos tanto desde el punto de vista cortaziano como desde el punto de vista que concierne a este artículo), imposible de representarse en un estado y por consecuencia fuera del hecho wittgenstiano. El irrelevantismo se basa en una paradoja, que va desde lo antes descrito hasta el hecho simplista de que el movimiento adquiere importancia a pesar de su irrelevantismo. En fin, Cortázar utiliza este juego transgresor a lo largo de sus obras, con ese pasatiempo que parece sinsentidista pero cuyo (tras)fondo resulta en una (ir)relevancia majestuosa.
Por último, Cortázar nos hace transitar por un mar de letras que son intercambiadas entre la Maga, Oliveira y Gregovorius, acerca de la infancia de Lucía en Montevideo. En esta última parada, vale la pena resaltar dos aspectos fundamentales, no sólo para el contenido de fondo, sino también parte de la justificación de forma.
En primer lugar, Cortázar nos habla de una paradoja más, una paradoja que se convierte en tal a partir del accionar de la audacia literaria de Rayuela. La relación espacio tiempo, la cual había profesado ser lineal durante muchísimo tiempo, ha pasado a ser una dimensión tan cambiante y maleable como el ser lo quiera. Y Montevideo es el volumen, dice la Maga y tiene completa razón. El pasado, el presente y el futuro se entremezclan en una sopa (si se me permite la expresión) fría y desabrida, pero cuyas consecuencias son de una gran importancia. El hecho de que se pueda jugar con los tiempos reinventa la percepción lógica y conceptual del mundo, dándonos material para analizar, para escarbar y para debatir. Einstein estaría un tanto feliz con literatura como está, donde el arte y la ciencia conviven de una manera natural y uniforme, un tanto parecido a un equilibrio bastante cercano a lo perfecto. A mí todo lo que me ha sucedido me ha sucedido ayer. Nueva premisa de la Maga, quien nos invita a homegenizar al pasado como un sólo tiempo, y no por escalas. El ser humano es un ser atemporal que existe a pesar del tiempo, y Cortázar imprime esto con sus (des)ordenes temporales, parte de esta forma muy particular de la novela.
La última idea sobre la cual quisiera rescatar, se encuentra en las últimas tres frases del capítulo, las cuales me permito citar:
-Contáselo con todos los detalles-dijo Oliveira.
-Oh, una idea general es bastante-dijo Gregovorius.
-No hay ideas generales-dijo Oliveira.

Locke afirma, en su segundo y tercer libro del Ensayo sobre el entendimiento humano, que las ideas son concebidas por cada individuo como ente única, a través de experiencias, y son elementos necesarios para la comunicación; sin embargo, hace una distinción particular pertinente al tema de estudio. Presenta tanto ideas generales como particulares, las cuales se derivan del hecho de las dos naturalezas (particular y general) de las palabras, las cuales se clasifican en términos generales y nombres particulares. Los nombres particulares son tan abundantes como las cosas existentes, por lo cual es necesario de términos generales para crear ideas generales basadas en abstraer el particular de tiempo, espacio y cualquier característica propia del indivudualismo. Entonces luego, las ideas generales existen siempre y cuando no se particularize sobre ellas; es decir, se puede obtener una idea general acerca de la infancia en Montevideo, pero jamás se podra obtener una idea general sobre la infancia de la Maga en Montevideo, así como se puede tener una idea particular (la cual, por su naturaleza, necesita de tiempo, espacio y demás detalles) sobre la infancia de la Maga en Montevideo, mas nunca se tendrá una idea particular sobre la infancia en Montevideo. Pequeña lección sobre el conocimiento humano y sus límites impartida con magistralidad por Cortázar a través de una simple frase de Oliveira.
En fin, se podría hablar de otros temas abordados en mayor o menor magnitud dentro del capítulo 15, pero esta publicación se limitará sólo a los puntos ya mencionados. Como en todas las entradas, cualquier comentario, duda o sugerencia con el fin de mejorar este espacio, será bienvenida. Por último, como un pequeño dato informativo, el siguiente artículo tomará en cuenta los capítulos 120, 16 y 137. Me permito despedirme con una frase soberbia de este capítulo, que dice así: ¿Qué necesidad, decime, de pegarles a las viejas en el coco con nuestra puritana adolescencia de cretinos mierdosos?
Joetich

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