"Todo un hito en la ficción especulativa, comparable a La naranja mecánica y Un mundo feliz. Atwood se supera a sí misma." Así reza la contraportada de la primera edición en español de esta novela, publicada por Ediciones B. Debo de admitir que me costó mucho trabajo conseguir este libro, pues tardé varias librerías del Distrito para encontrarla. Una edición que realmente vale la pena, porqué la traducción del inglés no defrauda al buen gusto.
Regresando a la cita con la que empecé la entrada, creo primero que La naranja mecánica deja mucho que desear como novela, mientras que la película presenta tramas muy diferentes a las de la novela de Atwood. Por el otro lado, Un mundo feliz es realmente un ícono de las distopías literarias, y pese al excelente trabajo de Atwood, no se le puede comparar a la gran obra de Huxley.
Atwood nos presenta un mundo desolado, donde la soledad en la que habita Hombre de las Nieves es una constante irrevocable. Conforme va avanzando la obra, Atwood nos presenta a Jimmy, a Crake y a Oryx. También nos presenta una sociedad con avances tecnológicos sorprendentes, sobre todo en el área de la biotecnología. El crecimiento de órganos para transplante, el desarrollo de híbridos y de nuevas formas de alimentación, además de soluciones biotecnológicas a problemas ambientales resultan una intrigante de un texto que tiene bases científicas sólidas.
A través de un mundo donde la tecnología representa (erróneamente, a mi entender) al progreso, Atwood nos presenta una serie de crisis de valores, donde esa ética se encuentra destruída y pisoteada, donde la distinción entre la gente de los complejos y de las plebillas resultaba interesante: mientras en los complejos, la vida parecía ir avanzando hacia la resolución de todos los problemas, las plebillas no parecían diferir mucho de lo que es nuestro mundo actual, convirtiendo a la novela en una posibilidad escalofriantemente tangible.
Conforme el trama avanza, el lector se va adentrando más y más en este mundo de fantazía, ciencia-ficción y realidad. Temas como la ética, la naturaleza humana, la ciencia y su progreso, el uso de los avances científicos, la inmortalidad, la búsqueda de un Dios o una deidad hacen de la lectura algo realmente agradable. Con el próposito de no vendérles trama, dejaré que ustedes lo lean, pues a mi parecer presenta un final para el plano del pasado muy adecuado, con una vertiginosidad exquisita.
Creo que esta novela representa un gran trabajo tanto de investigación como de redacción artisticoliteraria. Definitivamente, un trabajo que es recomendable desde todos los sentidos y que, como la mayoría de las novelas utópicas (llámese Un mundo feliz, llámese 1984, llámese Una investigación filosófica), deja un profundo reflexionar sobre el camino actual de la humanidad y las consecuencias que podría tener el mismo si no hay cuidado con las decisiones que se toman.
Nuevamente, invito a todos los lectores a dejar sus dudas, comentarios y opiniones dentro del blog, con el objeto de mejorar este espacio.
Sin más que decir, me despido invitando a que lean mañana la Segunda Publicación del Análisis de Rayuela, que incluirá uno de los mejores capítulos (según mi humilde opinión) del libro.
Joetich
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