miércoles, 7 de julio de 2010

Rayuela: Capítulos 115,14,114,117

Primero que nada, quisiera disculparme con mis lectores por haber tardado tanto en publicar la nueva entrada, pero al final, aquí está la entrada, donde se hablará de dos temas principales comprendidos en los cuatro capítulos por reseñar.

El primer capítulo en cuestión, el 115, trae una Morelliana(nota de Morelli, personaje que no describiré en esta entrada, sino en entradas posteriores). Aquí, se comenta un detalle muy particular sobre el arte contemporáneo, que se mueve hacia la mal llamada abstracción. Para esto, podríamos referir muchos ejemplos en varios ámbitos artísticos, como Schöenberg o Stockhausen en la Música, Kandinsky en la pintura, Ende o, por qué no, el mismo Cortazar en la literatura. Pero no es que el artista esté renunciando a la narrativa, la melodía o la anécdota, según sea el caso, por el contrario, la aborda desde un punto de vista diferente para que, como diría el mismo Cortazar, la vida de los personajes deje de estar sumida en el destino y sea llevada más por el azar, por esas atribuciones hipotéticas que convierten a los personajes en personas y hacen de la novela contemporánea mucho más complicada en cuanto a forma, pero igual de rica y, en algunos casos, como éste, hasta mas abundante en cuanto a fondo. Cortazar utilizará, en toda la novela, pequeños discursos, notas, recortes de periódico, entre otras, para ejemplificar, proponer y, en algunos casos, justificar su obra.

En el capítulo 14, la obra nos reinstala en una (o la, es difícil decidir el artículo, pues para algunos será "una" y para otros será "la") reunión del Club. Los miembros del mismo ya llevan algo de tiempo en sesión, pero nace una conversación interesante entre Wong y Oliveira, cuando éste último le enseña una serie de ocho fotos sobre una tortura en China, por allá de los años 20's. Aunque uno pueda pensar que el capítulo 115 y 14 no tienen nada en común, se puede distinguir el hilo conductor, hilo visible al buen ojo pero con la suficiente fragilidad como para romperse y crear otra realidad dentro del orden de la novela: Wong le explica a Oliveira que su libro no es sobre tortura, sino sobre una concepción diferente de arte, otra concepción diferente a la Morelliana del 115, pero que mantiene el paradigma general. La descripción de las fotos resulta pobre, pero es el tema y no el objeto lo que nos concierne. También quiero hacer notar la canción del final, pues es posible que pueda proveernos pistas sobre algunos detalles ocultos: See, see rider es una expresión que, en jazz, se usa como sinónima de easy rider, expresión que a su vez es un sinónimo de prostituta.

El capítulo 114 es una espléndida sátira de su similar 14. Mientras el 14 describe una horrible tortura en la primitiva China de 1920, el 114 describe el cumplimiento de la ley en la potencia de Estados Unidos de los 50's. Se hace necesario hablar tabién del capítulo 117, donde se habla de la condenación a muerte de varios niños. Dos temas se desprenden de estos dos capítulos:

*El primero se refiere al hecho de condenar a muerte, donde se puede observar a un Cortazar que, para algunos, peca de moralista: ¿Por qué si la sentencia ocurre en China, es considerada como algo primitivo, algo salvaje o algo inhumano, mientras que si la condena ocurre en EUA o cualquier otro país del civilizado Occidente, es simplemente el cumplimiento de la ley? Pareciera ser una crítica muy dura para los países que permiten la pena de muerte, pues es necesario poner la vida como el valor humano por excelencia, pues si no hay vida, ¿qué otros valores o acciones o situaciones podrá priorizar un ser humano estando muerto?

*El segundo punto se refiere al proceso judicial. En el capítulo 114, mencona que el recurso de apelación no procedió mientras que el 117 habla sobre el jurado y la decisión sobre condenar a muerte de acuerdo a las facultades de los acusados. Estos detalles, por insignificantes que parezcan, nos hacen reflexionar ¿Qué tan efectivos son nuestros sistemas judiciales? Y con sistemas judiciales me refiero, no sólo a los procesos como tal, sino a los jueces, la selección de casos, el proceder de la policía, la asignación de condenas, etcétera. Solamente es algo para pensar, un dato que me gustaría que todos tuvieran en mente.

Nuevamente, cualquie duda, sugerencia o debate que quieran hacer, estoy abierto a recibir sus opiniones. Para la próxima entrada se abarcarán los capítulos del 15 al 137. Me despido dejándoles esta maravillosa cita: ...la mal llamada abstracción. "La música pierde melodía, la pintura pierde anécdota, la novela pierde descripción"...

jueves, 10 de junio de 2010

Rayuela: Capítulos 12,106,13

Nuevamente hago uso de este espacio para publicar el cuarto número de este Análisis de Rayuela. El capítulo 12 es una continuación de las reuniones del Club, donde Gregorovius demuestra, con los diez dedos, que esta enamorado de la Maga, e intenta sacarle un poco de información a este enigmático personaje, hecho que se repite a lo largo de varios capítulos. Después de esta pequeña introducción, la narrativa se centra en el mismo Horaio, además de seguir analizando muchos de los oscuros secretos del jazz. Esta práctica de comentar la música con las palabras es un ensayo para el maravilloso concierto de Berthe Trépat: el jazz como ejercicio de liberació, la respiración para volver a atacar la melodía, esas noches de los años veintes, esos rincones olvidados, el bop, Hawkins, Bessies Smith, etcétera. La Maga le dice a Ossip que su niñez no lo ayudará a entenderla mejor. Aquí vale la pena hacer el primer alto importante. La niñz es considerada una de las épocas más importantes dentro del ciclo de vida, pues parece ser la etapa formativa de las personalidades, y sin embargo, la Maga viene a romper este tabú para volverse cada vez más un personaje enigmático. Ya de por sí, la extraña relación entre Horacio y Lucía hacen que, para el lector, la Maga sea ese personaje enigmático, inalcansable y, al mismo tiempo, el objeto de mayor deseo. Cortázar nos presenta un personaje que no calza los mismos moldes más que usados, por el contrario, busca romper tanto con la paridad espacio-tiempo como con las reglas del desarrollo individual dentro de la sociedad. Me viene a la mente como ejemplo inmediato Jimmy o Snowman, el protagonista de Oryx y Crake. Cuando Atwood nos presenta al Jimmy adulto, pocos pueden entenderlo, pero conforme conocemos la infancia y el subsecuente crecimiento de nuestro protagonista, Jimmy va adquiriendo fondo y forma, pero sólo a través del conocimiento de su pasado. En el caso de la Maga, éste no sirve para explicarlo al grado de que lo poco que nos deja ver, no alumbra demasiado sobre ella.

El siguiente tema dentro de este mismo capítulo son los intercesores. Aquí nos plantea una interrogante que, creo vale la pena ser cuidadoso en ella. Aquí es por medio de la Música que conocemos otras realidades, que viajamos hacia otro lugares y otro tiempos, otras realidades que pueden ser meras ilusiones, pero toda la ilusión es una realidad, y toda la ilusión puede mover más que una verdad, aunque sea algo no real. Y es que la verdad es una utopía inalcanzable, mientras que lo que nosotros pasamos por realidad y verdad son meras ilusiones. Y todas esas ilusiones son eslabones de una cadena inexistente, la cadena vertiginosa hacia atrás hacia un mono mirándose en el agua el primer día del mundo. Son los intercesores son una irrealidad monstrándonos otra, un acceso a un plano, a una zona inimaginable que hubiera sido inútil pensar, porque todo pensamiento lo destruiría... Y nuevamente viene esa gran contradicción del hombre, que intenta explicar todo bajo su lógica, sin llegar a entener que cada cosa tiene su lógica propia, y que a Dios no es posible entenderlo mediante ecuaciones, así como a las leyes físicas no es posible entenderlas mediante amor, y la lista de ejemplos sería completamente interminable, pero no me gustaría ahondar mucho ahí, pues me estaría desviando del tema, solamente es algo para pensar.

El capítulo 106, por su parte, es una de las alusiones a lo que probablemente eran de las piezas favoritas de Cortázar: dos canciones de jazz (obviamente, sin hacer énfasis en los subgéneros). Lamentablemente, no pude conseguir la música de estas dos piezas para poderlas comentar.

Por último, el capítulo 13 es una reflexión vaga sobre el jazz, ensayo nuevo para convertir la música en palabras de una manera increíblemente agradable, entre vodka (porque siempre hay vodka) y humo. Aquí, justo al final, Oliveira hace mención de Traveler, personaje de gran importancia en capítulos posteriores y que, junto con Gregorovius y Oliveira, forman un espejo en el espejo bastante interesante.

Nuevamente invito que cualquier duda, comentario o debate que gusten establecer, estoy abierto a escuchar cualquier opinión, con el único propósito de mejorar esta aventura dentro de la novela cortaziana. Me despido esperando publicar cuanto antes la quinta entrada.

Joetich

lunes, 7 de junio de 2010

Rayuela: Capítulos 9,104,10,65,11,136

Aquí está el Tercer Número del Análisis de Rayuela. En esta ocasión, empezaremos por el capítulo nueve. Aquí, Cortázar nos abre las puertas del Club de la Serpiente, y empezamos a conocer a poco a los notables personajes que componen este delicado collage. Cada uno presenta cismas para el Club que contribuyen a reflejar diferentes posturas sobre un mismo tema. De igual manera, nos introduce por primera vez de lleno al tema del Arte, una de las constantes más firmes y controversiales de toda la novela. Por supuesto que valdrá la pena hacer una entrada con todo esto, pero conforme se mueva la trama, iremos profundizando en temas muy específicos. Aquí viene una pequeña frase que vale la pena que el lector la subraye, la marque de alguna manera pues resulta ser de vital importancia como introducción a lo que de fondo representa la forma del libro. Descubrir el método antiexplicatorio, que ese te quie-ro te quie-ro fuese el cubo de la rueda. Este libro se trata de eso, de descubrir un método antiexplicatorio tal que se pueda rebelar el cubo que es la rueda.

El capítulo siguiente, el 104, es simplemente breve, y en menos de tres párrafos, en menos de ocho líneas, nos deja una de las interrogantes más grandes de la filosofía, de la metafísica y de tantas otras disciplinas: La vida es...

El capítulo 10 es precisamente la pequeña introducción hacia uno de los mundos más recurrentes del bagaje cortaziano: el jazz. Lo que hay alrededor de esa noche de escuchar jazz, lo que hay en el debate entre los dos muertos, el piano cualquiera, los tres o veinticinco minutos, la corneta y la noche futura en Paris.

El capítulo 65 es una ficha modelo del Club sobre Ossip Gregorovius. Es un personaje con una capacidad intelectual acorde a los requisitos del Club, pero con una personalidad un poco frágil pues no es capaz de ser como Oliveira, y, hasta cierto punto, anhela esa personalidad además de que anhela a la mujer de Oliveira: la Maga. Esto es importante, pues en el siguiente capítulo 11 se ve claramente que Gregorovius intenta conocer a la Maga, quitar ese velo que sólo Oliveira a logrado atravesar, pero Horacio sabe que la Maga no lo dejará, que lo ve como un inteligente pero estúpido Ossip, esperanzado en una extraña pero interesante perspectiva de amor. Esto se repetirá en capítulos siguientes con aun más obviedad.

El último capítulo de la entrada, el 136, es de un capítulo que vale la pena ser recordado. Me costaría explicar la publicación, en un mismo libro, de poemas y de una denegación de la poesía... y esto es precisamente lo que es Rayuela, un libro donde nace una novela y se niega la novela al mismo tiempo, un libro donde nace el método antiexplicatorio desde el método explicatorio, donde la literatura se recrea desde ella misma como un fénix, que para renacer es necesario que muera. Por todo esto, Cortázar ha escrito una verdadera joya.

Espero que esto sea de su agrado y sigo abierto a cualquier comentario o sugerencia, asi como el debate de las ideas aquí expuestas. Me despido esperando sigan con la lectura para la próxima entrada del Jueves 10 de Junio. Espero puedan acompañarme en esta maravillosa e interminable aventura a través del diario de un muerto y de las notas de un prelado amigo mío...

jueves, 3 de junio de 2010

Rayuela: Capítulos 5,81,74,6,7,8,93,68

Primero que nada, una disculpa, el día de ayer no me encontraba en condiciones de escribir la reseña, pero con el retraso de un día, aquí está lo prometido, el segundo número de esta publicación.

Una vez introducidos los personajes, el capítulo cinco nos presenta el amor que existe entre Oliveira y la Maga. Me atrevo a usar amor en lugar de relación, por lo que se vendrá desarrollando en toda la obra. En este capítulo empieza el juego de espacios que será una de las constantes a lo largo de esta obra transgresora del orden tradicional. En un capítulo muy particular posterior se reproducirá este mismo capítulo como en forma de espejo, siendo uno de los ejemplos más claros en cuanto a las formas innovadoras de Cortázar.

El breve capítulo 81 trae un doble significado, tanto en el ñambito de las relaciones interpersonales, como de la misma obra contemporanea. El capítulo 74 nos presenta a Morelli, quien nos habla del inconformista, es decir, del mismo Cortázar. Quizá valga la pena que el lector marque este capítulo y que, después de leer toda la novela completa, regrese al capítulo mencionado para corroborar todo lo que dice, estoy completamente seguro de que lo disfrutará.

El capítulo 6 vuelve a centrarse en Oliveira y la Maga, dándonos más material para conocer su relación. El capítulo 7 es, en cambio, un capítulo simplemente soberbio. Para todos los enamorados, Cortázar nos enseña una carta entre amantes, una carta que hace sonrojar y vibrar todas las fibras del corazón, convirtiéndose entonces, en uno de los mejores capítulos de todo el libro, dejándo de lado su corta extensión. El capítulo 8 es sólo una fotografía más de la Maga y Oliveira, pero que permite conocer aún más a estos dos.

El 93 trae una de las frases más hermosas del libro, un capítulo que empieza con Pero el amor, esa palabra, y que, a escasa distancia de un párrafo, nos dice: Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo.. El último capítulo 68, se los dejo de regalo, porqué también nos enseña mucho del estilo muy personal de Cortázar.

Nuevamente les dejo abierta la oportunidad a comentar y debatir sobre lo aquí expuesto, con el objetivo de mejorar este blog. Para la próxima entrada, se verán nuevos capítulos y la escribiré el próximo Lunes 7 de Junio.

Me despido con la cita del capítulo 7: Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera...

martes, 1 de junio de 2010

Oryx y Crake: La distopía en la biotecnología.

"Todo un hito en la ficción especulativa, comparable a La naranja mecánica y Un mundo feliz. Atwood se supera a sí misma." Así reza la contraportada de la primera edición en español de esta novela, publicada por Ediciones B. Debo de admitir que me costó mucho trabajo conseguir este libro, pues tardé varias librerías del Distrito para encontrarla. Una edición que realmente vale la pena, porqué la traducción del inglés no defrauda al buen gusto.

Regresando a la cita con la que empecé la entrada, creo primero que La naranja mecánica deja mucho que desear como novela, mientras que la película presenta tramas muy diferentes a las de la novela de Atwood. Por el otro lado, Un mundo feliz es realmente un ícono de las distopías literarias, y pese al excelente trabajo de Atwood, no se le puede comparar a la gran obra de Huxley.

Atwood nos presenta un mundo desolado, donde la soledad en la que habita Hombre de las Nieves es una constante irrevocable. Conforme va avanzando la obra, Atwood nos presenta a Jimmy, a Crake y a Oryx. También nos presenta una sociedad con avances tecnológicos sorprendentes, sobre todo en el área de la biotecnología. El crecimiento de órganos para transplante, el desarrollo de híbridos y de nuevas formas de alimentación, además de soluciones biotecnológicas a problemas ambientales resultan una intrigante de un texto que tiene bases científicas sólidas.

A través de un mundo donde la tecnología representa (erróneamente, a mi entender) al progreso, Atwood nos presenta una serie de crisis de valores, donde esa ética se encuentra destruída y pisoteada, donde la distinción entre la gente de los complejos y de las plebillas resultaba interesante: mientras en los complejos, la vida parecía ir avanzando hacia la resolución de todos los problemas, las plebillas no parecían diferir mucho de lo que es nuestro mundo actual, convirtiendo a la novela en una posibilidad escalofriantemente tangible.

Conforme el trama avanza, el lector se va adentrando más y más en este mundo de fantazía, ciencia-ficción y realidad. Temas como la ética, la naturaleza humana, la ciencia y su progreso, el uso de los avances científicos, la inmortalidad, la búsqueda de un Dios o una deidad hacen de la lectura algo realmente agradable. Con el próposito de no vendérles trama, dejaré que ustedes lo lean, pues a mi parecer presenta un final para el plano del pasado muy adecuado, con una vertiginosidad exquisita.

Creo que esta novela representa un gran trabajo tanto de investigación como de redacción artisticoliteraria. Definitivamente, un trabajo que es recomendable desde todos los sentidos y que, como la mayoría de las novelas utópicas (llámese Un mundo feliz, llámese 1984, llámese Una investigación filosófica), deja un profundo reflexionar sobre el camino actual de la humanidad y las consecuencias que podría tener el mismo si no hay cuidado con las decisiones que se toman.

Nuevamente, invito a todos los lectores a dejar sus dudas, comentarios y opiniones dentro del blog, con el objeto de mejorar este espacio.

Sin más que decir, me despido invitando a que lean mañana la Segunda Publicación del Análisis de Rayuela, que incluirá uno de los mejores capítulos (según mi humilde opinión) del libro.

Joetich

miércoles, 26 de mayo de 2010

Rayuela 76,1,2,116,3,84,4 y 71

Como fue prometido, inciaré el estudio de una de las grandes obras de toda la literatura, para mi gusto, la mejor. Se trata de Rayuela de Julio Cortázar. Hablar de Julio Cortázar es hablar de un genio en la literatura, es hablar de Morelli, es hablar de un hombre que se justifica por si mismo, cuya literatura encierra una interminable ensalada de ideas, y propuestas, y premisas. Es por esto que trataré de hacer un análisis digno del autor en cuestión, a pesar de que apenas es la segunda leída que le doy a la novela.

Empiezo por el capítulo 73, el cual me parece una manera excelsa de iniciar esta obra. Sí, pero quién nos curará del fuego sordo, del fuego sin color que corre al anochecer por la rue de Huchette, saliendo de los portales carcomidos, de los parvos zaguanes, del fuego sin imagen... una manera de iniciar el libro donde habla de un fuego falto de sonido, color e imagen, aquel que ardé hasta calcinar y que es, en realidad, la misma obra. Después, trata sobre la literatura, y las dicotomías, para terminar resumiendo en la lucha entre la Gran Costumbre y la Gran Tura, donde en medio hay un Gran Tornillo, y el Yin, y el Yang, y Morelli, y la Maga, y el Club, y Montevideo, y Paris, y Buenos Aires, y todo lo demás.

En resumen, Cortázar nos acerca a lo que será este maravilloso viaje a través de una de las mejores novelas de la historia. Durante los siguientes dos capítulos, el 1 y el 2, nuestro autor nos introduce con Oliveira, Lucía, Etiene, Ossip, Ronald, Babs y el resto de los personajes que a poco irán apareciendo en toda la trama de la novela. En el capítulo que sigue, el 116, llega el que es, quizá uno de los personajes más importantes: Morelli, quien nos introduce uno de los primeros conceptos importantes: Es un error postular un tiempo histórico absoluto. Creo necesario hacer una nueva pausa aquí para recalcar este punto, donde hay que estar totalmente alerta en los capítulos de la secuencia acerca de esta violación deliberada a la naturaleza narrativa tradicional, pues el tiempo se vuelve una serie de fotos sobre un filme.

Los siguientes capítulos, 3, 84, 4 y 71 se dedica a iniciarnos en lo que es el Club de la Serpiente, los involucrados, algunos temas tratados con superficialidad y sirve de preparación para toda la maravillosa narrativa que se vendrá desenvolviendo a lo largo de la obra.

Creo necesario que, a partir del capítulo 5, haga yo una nueva entrada, pues la novela da un giro que es necesario separar de la introducción al libro. Para la siguiente entrada, incuiré los capítulos 5, 81, 74, 6, 7, 8, 93 y 68, en el orden mencionado. Para todos aquellos que quieran acompañarme en la aventura de leer esta magnífica obra de arte, los invito a que logren llegar hasta ese capítulo para el próximo Miércoles 2 de Junio.

A propósito de la entrada que acaban de leer, cualquier duda, comentario o sugerencia serán bienvenidos con el propósito de complementar y mejorar este espacio.

Sin más que decir, me despido con esta cita: Cuántas veces me pregunto si esto no es más que escritura, en un tiempo en que corremos al engaño entre ecuaciones infalibles y máquinas de conformismos.

Joetich

miércoles, 12 de mayo de 2010

Sonidos del 16 de abril

Para cerrar este maravilloso concierto, esta entrada es dedicada a las últimas dos obras de la noche. La primera fue el Movimiento Circular para Piano, Clarinete y Orquesta de Cesare Valentini. Cabe mencionar que el mismo Valentini estuvo presente en la Sala para interpretar la parte del piano. Esta obra esta inspirada en lo que supone ser la muerte del escritor francés Antonie de Saint-Exupéry a manos de Horst Rippert, piloto de la Luftwaffe durante la Segunda Guerra Mundial.

Esta obra, sin duda una de las composiciones más modernas, y representa parte de las nuevas vanguardias a las cuales tiende la composición. Quizá, lo más interesante de esta obra es el hecho de que el pianista interactua con nuevas posibilidades del piano, pues prescinde en ciertos pasajes de tocar con las teclas, y usa un pequeño pedazo de madera para percutir o frotar las cuerdas y, en otras ocasiones, sus propias manos. Resulta interesante cuando se alcanza a percibir el débil sonido producido, como un murmullo musical que entra y toca, en cierta manera, algunas fibras sensibles. Fuera de esto, la obra nos ofrece muy poco, pues se queda a medio camino entre innovar y mantener una línea ya explorada. Parece ser una obra que queda entre un camino conocido y un camino por conocer y que, al momento de ir abriendo la vereda, se pierde y se termina por difuminar en lo que parece, en ciertos momentos de la obra, un caos. Es cierto que, hasta ciierto punto, el caos es parte de lo que Valentini desea mostrar, pero resulta ser tan poco coherente que cae en una paradoja que por pasajes resulta intrépida y absorbente y, en otros, aburrida, monótona y falta de idea.

Probablemente, la presencia de Antonello Pellegrini deslució aún más la obra de Valentini. La interpretación que el italiano tuvo rayó en lo lamentable, pues en reiteradas ocasiones parecía fuera de tiempo, de idea, y con una técnica en la boquilla que dejaba mucho que desear. Un sonido repleto de aire donde las notas parecían aplastadas y forzadas, dando una impresión auditiva increíblemente más caótica, donde el movimiento perdía forma. Definitivamente, una obra que tanto en forma como en interpretación quedó muy corta.

Después de esta pieza, la OSEM coronó su participación interpretando la Suite del "Sueño de una Noche de Verano", Op. 21 y Op. 61 de Mendelssohn. Y me atrevo a usar la palabra "coronar" pues pareció ser una obra inbterpretada con idea,k coherencia y pleno sentido musical. Creo que Maurizio Colasanti logró guiar de una manera bastante agradable a los maestros para crear Música de un nivel bastante agradable, aunque no llegó a ser magistral. La Obertura inicia con notas aisladas que, poco a poco, y a través de legatos, van fundiendose en una mezcla que explota a la majestuosidad. La melodía nos lleva por una línea explosiva y violenta, donde hay una agresividad ensombrecida por notas que asemejan los límites tonales menores, hasta que toda esta energía termina y pasamos a un pasaje de calma, una tranquilidad que llega a ser inquietante, pero termina por extinguirse y, como el fénix, el tema renace con esa vigorosidad ya antes escuchada, donde los legatos y estacatos parecen jugar en el mismo patio, dando como resultado una deliciosa combinación con fuerza y grosor, como unos niños jugando y saltando en un parque. Para cerrar esta parte, Mendelssohn nos hace el favor de matar la agresividad mediante los alientos que crean un puente melancólico al que se uniran las cuerdas para terminar de apagar este movimiento.

El scherzo se nos presenta con una violencia muy singular, pues parece estar envuelta en una oscuridad invencible, donde el autor juega en el límite con notas rápidas. Esta línea evoluciona y se contorciona hasta transformarse en círculos conéntricos que giran para ir de afuera hacia adentro y luego de adentro hacia afuera, y todo vuelve a comenzar. Despues de un breve pasaje donde parece asomarse una alegría casi imperceptible, el movimiento nos lleva a un misticismo donde la oscuridad, el deseo y una alegría nocturna se mezclan y entrelazan a manera de sonidos en forma de escalas y escalas en forma de tonalidades menores.

El nocturno parece ser una noche agitada, las notas se defroman en curvas que modifican la percepción auditiva. Despues de este pasaje, la noche se condensa en un silencio donde el chelo parece llevar el último destello de vida en lo que ahora es una noche apagada, donde el chelo sale del pequeño pueblo y se encamina a un valle, donde la picardía musical permite subir hasta llegar a una intensidad sonora alta y despues, bajar, como el final del sueño, de una carrera, antes de la aurora que parece ser, inevitablemente, parte del ciclo.

El intermezzo nos regala algo diferente, una solemnidad que parece estar soportada por los alientos de madera y, después por cada una de las diferentes secciones de la orquesta. Sin embargo, pasados algunos momentos, la majestuosidad que venía imponiendose se ve degradada en una oscuridad que poco a poco se convierte en la constante de la Suite. El Intermezzo sigue evolucionando donde el resplandor de los alientos pelea con pasajes graves, como una pincelada de claroscuro musical. Al poco, la majestuosidad regresa y termina como corona de la orquesta, cuando el tema regresa y toma posesión de la sala para morir, paradójicamente, con una nota sostenida y un arpegio, a la señal de Colasanti.

Y, como finale, Mendelssohn nos regala la marcha nupcial, una obra que mezcla la solemnidad, la fuerza y la alegría en una sustancia auditiva única, como un abanico de los colores más bellos y resplandecientes de las pinceladas musicales. Un movimiento que, sin duda, destaca por su contraste y la fuerza que hay en él. Los alientos brillan cual Sol, las percusiones dan fuerza y solidez a la obra mientras las cuerdas se encargan de llevar al espectador a un recorrido por la sala de coronación. Después, aparece el trio poco conocido, pero que nos permite descansar en dos octavas diferentes y, cuando todo parece indicar que la oscuridad regresará, la marcha reaparece como tema principal hasta llevarnos a un descanso, propio del sueño, donde hay una vertiginosidad silenciosa, donde en momentos se anuncia el renacer del tema, que se presenta con variación, para dar paso a notas en diferentes octavas. La oscuridad vuelve a hacerse presente en el momento en el que se omiten los alientos, y el finale llega como inesperado pero no sorprendente, donde la orquesta da la pauta para el fin de la Suite.

Cabe mencionar que la mayoría de los directores italianos que han estado en la magna sala Felipe Villanueva han dejado un buen sabor de boca, y Maurizio Colasanti no fue la excepción. Llegó y logró darle una dinámica diferente a los maestros, creando un concepto interesante, sobre todo en la última obra. La ovación del público creo fue merecida.

Ya para finalizar esta entrada, nuevamente invito, cualquier queja, duda y comentario, espero que puedan escribirlas aquí, con el único propósito de hacer de este espacio un lugar que ofrezca cada vez más calidad.

Espero poder llevarles las próximas y últimas dos fechas de la Temporada 115, donde el repertorio parece ser de la suficiente calidad, esperemos que no nos defraude. Y a todos los que hacemos del arte una forma única e irrepetible de vida, un saludo.

Joetich